Gracias, Señor y Dios mío.

Doy gracias a Dios por el día de ayer y hoy y todos mis días. ¡Santo cielo, yo quejándome de nimiedades y en mi país se vive la tragedia, no la cotidiana , esa que averguenza, duele hasta en el alma sino que aquella que nos sorprende a todos: la fuerza de naturaleza que arrasa con toda nuestra vanidad de ser lo máximo en el planeta. En el norte grande, en Iquique hubo un terremoto que aparte de las secuelas materiales, que se pueden reponer, hubo al menos 8 muertos. De ellos una familia completa que visita una gruta. Elevo mis oraciones a Dios Padre para que ya gocen de su presencia.

Es maravilloso, Señor, contemplar mis brazos perfectos,
cuando hay tantos mutilados
Mis ojos perfectos, cuando hay muchos que viven en la oscuridad.
Mi voz que dice te amo, creo en ti, canta, cuando otras enmudecen.
Mis manos que trabajan, cuando otras están obligadas a mendigar

Es maravilloso regresar a casa,
a mi santuario donde me siento segura,
en donde repongo mis fuerzas
para recomenzar todos los días.
Es maravilloso regresar al hogar,
cuando otros no tienen adonde regresar
Es maravilloso amar sonreír, soñar y vivir,
cuando hay millones que lloran,
se revuelven en pesadillas y miles mueren antes de vivir

Es maravilloso tenerte, Señor
Consolándome, ayudándome a llevar mi carga.

Es maravilloso, sobre todo, tener tan poco que pedir y tanto que agradecer.

Gracias, Señor y Dios mío.