Solidaridad y Justicia Social
La solidaridad humana, entendida como una virtud es la capacidad de los hombres, como criaturas de Dios, hechos a su imagen y semejanza, de luchar para eliminar la injusticia social y económica que privan a muchos de nuestros hermanos de las herramientas culturales y materiales que le permitan desarrollar una vida digna como es el querer de Dios.Ciertamente que los problemas de injusticia social y económica no se resuelven actuando como seres aislados, es necesario que actuemos como comunidad/des, instituciones y es lo que la Iglesia a llevado a cabo desde sus inicios, siguiendo el mandato de nuestro Señor: Busca primero el reino de Dios y su justicia y todas las cosas se os darán por añadidura”. La solidaridad es un mandato que mana desde nuestra propia condición de persona humana dotada de dignidad, iguales en origen y poseedores de una misma naturaleza.
No podemos entender la Solidaridad separada de la Justicia Social, y es la Sociedad en su conjunto la que asegura la justicia social cuando pone a todos los ciudadanos las condiciones que les permita asociarse y trabajar por hacer de este mundo un lugar mejor, en donde se instale, de verdad, la civilización del amor.
La Justicia social puede definirse como dar a cada uno lo que le corresponde según su naturaleza y su vocación. Parte de la base del respeto de la dignidad trascendente del ser humano y está ligada al bien común y al ejercicio de la autoridad.La justicia Social implica el reconocimiento de Derechos que se derivan de la calidad de persona, criatura de Dios.
Derechos anteriores a la sociedad y que ella tiene el deber de promover y resguardar. Algunos de estos derechos y sus correlativos deberes, son:
- Dotar a las personas de iguales oportunidades para lograr desarrollarse como personas y vivir dignamente de acuerdo a su condición de tal.-
- Promover un clima de respeto y tolerancia entre las personas. Que las personas no sean discriminadas en razón de su condición social, sexo, edad, etnia,país, religión, etc.
- Promover una distribución de la riqueza más equitativa, en donde los abismos escandalosos de la desigualdad económica y social, dejen de ser un obstáculo para la paz social, la paz internacional, la equidad y el reconocimiento pleno de la dignidad de la persona humana.
1 Comments:
Cada vez que te leo, Eduardo, no dejo de emocionarme. Se nota que amas a Dios y lo pones siempre primero.
Reza por mí y mi familia.
Gracias por regalarme en este día tus comentarios, tan hermosos y que me han llegado al alma.
Dios te siga bendiciendo
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