Tolerancia

Vivir en sociedad exige vivir la tolerancia ¿Pero qué se entiende por tolerancia? En su sentido moderno, la tolerancia, como hecho social, nació en el contexto del pluralismo. Una sociedad es pluralista cuando no existe una única ideología ni un poder único que la configura, porque en ella concurren diversas concepciones del mundo y de la vida, como también se da un espacio democrático con división de poderes: judicial, legislativo, ejecutivo, y en donde el proceso de socialización exige la convicción personal frente a la oferta de distintas opiniones, formas de vida y creencias.
Frecuentemente se habla de diversos grados de tolerancia, la primera y más básica es la tolerancia mínima que no es nada más ni nada menos que la convivencia pacífica y que implica la aceptación de la diferencia como un hecho normal. La convivencia precisa de un proyecto común, de valores básicos y compartidos, para poder convivir y realizarnos, como individuos y como sociedad. Vivir es comunicarnos, dialogar: el espacio público no está para aislarse, sino para comunicarse; por ello, no puede constituirse sobre la desconfianza (aislamiento o confrontación) sino sobre la confianza (apertura hacia el otro).
La diferencia llega a ser un factor de cohesión cuando es el diálogo el que predomina, que no es la reducción de dos monólogos a uno solo, sino la superación del monólogo que es auto-referente y cerrado, en tanto que el diálogo reconoce la presencia del otro; en donde nos escuchamos mutuamente y, por lo tanto, nos enriquecemos. Por ello, cuando en la sociedad toda diferencia termina en polarización y polémica, todavía se está en una sociedad con múltiples monólogos, donde aún predomina la intolerancia.
“El objetivo” de la tolerancia es la búsqueda de la verdad entre todos, sino no hace el esfuerzo, una sociedad, se encamina a la destrucción social, porque habrá perdido el sentido; habrá perdido su propia identidad y destruido la convivencia.
Para los católicos esta búsqueda de la verdad la encontramos en Jesús, Él es nuestra referencia: “Ámense como yo les he amado”; la tolerancia así, se transforma en respetar al otro amándolo y por tanto se convierte en un compromiso.